Hace tres años que estamos felizmente casados. Tenemos una preciosa niña de dos y estamos buscando nuestro segundo hijo, que no llega. Por ese motivo yo visité al ginecólogo y mi esposo al urólogo quien, después de algunos estudios, le diagnosticó una enfermedad de transmisión sexual. Mi ginecólogo corroboró que yo también la tengo. Él jura que me ha sido fiel y yo también. Entonces, ¿cómo se explica esa enfermedad? ¿Puede haber un error en el diagnóstico o mi esposo me miente? Paula, 30 años, Santa Fe.
Para comprender la realidad de la pareja que nos cuenta su historia, representaremos este caso de manera hipotética. Supongamos que un hombre, el Sr. “A”, tuvo relaciones sexuales con varias personas (para nuestro ejemplo serán: “B”, “C” y “D”) en su vida de soltero. Años después, se casa con la Sra. “E”, que con orgullo manifiesta que el Sr. “A” es su primera pareja sexual. Desde el casamiento ambos se mantienen fieles; sin embargo, una rutina ginecológica pone de manifiesto que la Sra. “E” padece una enfermedad sexual. Su esposo sigue asegurando que ha sido fiel, y es verdad. Lo que ambos ignoran, es que alguna de las antiguas parejas sexuales del Sr. “A” pudo haber estado infectada y contagiarlo, aunque él nunca lo supiera. ¿Puede ver los alcances de la vida sexual? Muchos intentan mostrar la sexualidad sin consecuencias, pero las decisiones sexuales tomadas en el pasado pueden afectar el futuro de muchas maneras.

La OMS (Organización Mundial de la Salud) y otros organismos de salud prestigiosos en el mundo han recurrido a diferentes técnicas a fin de controlar la propagación de las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual), entre ellas se encuentra la llamada: “estrategia ABC”.
La sigla A representa abstinencia sexual. Se apela a la postergación del inicio de la vida sexual activa hasta el matrimonio. Se ha demostrado que la manera más efectiva de impedir una infección sexual es por medio de la continencia. Ni los preservativos, ni las campañas de difusión para la prevención han resultado eficaces, por ello instan a volver a la base de la abstinencia.
La sigla B significa fidelidad mutua entre los cónyuges. Por medio de este principio se insta a basar la relación matrimonial en la mutua fidelidad.
La sigla C alude al condón. En caso de que las estrategias A y B no se pueden lograr, se intenta crear conciencia en el uso de condones de manera sistemática a fin de impedir el contagio sexual, pero es una alusión que se hace como salvedad en tercer lugar. Ello nos hace pensar que si los condones resolverían el problema, lo pondrían en primer lugar, pero se ha visto que es un paliativo, nada más.
CINALLI, J. y CINALLI, S. (2008) "Sexualidad Sana, Liderazgo Sólido". Resistencia; Imprenta LUX S.A.
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